En Montblanc hay un lugar: el Santuario de la Virgen de la Sierra, que alberga una imagen gótica (finales
s. XIII- primer cuarto del s. XIV): la Virgen de la Sierra, y donde desde el siglo XIV hasta el año 2008, residió una comunidad religiosa de clausura: Las Hermanas Clarisas.

EL LUGAR: El Santuario se emplaza en lo alto de la ciudad, en su punto más alto, la cima de una pequeña colina conocido antiguamente como de Santa María, donde ya había una antigua ermita (2). «La primera referencia histórica del santuario de la Sierra se encuentra en un documento del 20 de enero de 1296, en el que los síndicos de Montblanc ceden el lugar de Santa María de la Sierra a la infanta Irene Láscaris, para que se pueda edificar un monasterio de monjas clarisas, de la orden franciscana » (3).
Desde el recinto, formado por el convento y su iglesia (consagrada en 1365), la antigua casa del cura y la casa del monjas, con entrada por una plaza empedrada rodeada de árboles que la sombrean parcialmente, se obtiene una vista magníficas a la Conca de Barberá, dando la espalda a las montañas de Prades (a suficiente distancia como para disfrutar de claridad y de fuerza horas de Sol). Se sitúa extramuros de la ciudad, en su vertiente de poniente.
Es un lugar fresco y calmoso, el viento corre ancho cuando sopla, que es muy a menudo. Los montblanquins les gusta subir, no ya sólo por el Santuario, también a tomar el fresco y empezar el paseo por el camino que sale y conduce hasta el pueblo vecino de la Espluga de Francolí: el antiguo camino que llevaba del litoral tarraconense en tierras leridanas. Es un lugar tranquilo que ofrece tanto recogimiento como recreo a los visitantes esporádicos pero constantes que recibe: devotos, paseantes y también perezosos que se acercan a desvanecerse y hacer volar la mirada, en Sol y sereno.
Su situación estratégica ha hecho que fuese víctima en múltiples ocasiones de destrucciones y reformas, a menudo por conflictos bélicos. Sin embargo, y dado el lazo tan fuerte que ha unido a lo largo de los siglos el santuario y su comunidad religiosa con la ciudad y sus vecinos, ha sido siempre reconstruido y restaurado, con el retorno a sus funciones.
El Santuario fue construido ya en el siglo XIV (4), con reformas importantes en el s. XVI, salvo la cabecera, que fue edificada a finales del s. XVIII. Detrás se abre el huerto del convento, con un acueducto construido a inicios del s. XIX para abastecer de agua el cenobio y que posteriormente fue cedida a la villa para conducir el agua de las montañas de Prades.
LA IMAGEN:

Según la leyenda (y no hay ningún documento histórico que lo avale) en 1296 la princesa griega Irene de Làscaris hubo de dejar la talla gótica de la Virgen, forzada por la inmovilidad de los toros que arrastraban su carruaje al llegar a este paraje, en su camino desde Salou hasta Zaragoza. El dedo que le falta a la imagen se explica también en la leyenda como el único que en pudo tomar la princesa de la Virgen cuando finalmente retomó su camino. No podemos fijar bien la fecha de la talla pues este hecho legendario coincide con la fecha de cesión de las tierras a la comunidad clarisa, el 1296, y la talla gótica de la virgen se fecha como mucho antes de 1324.
No consta ninguna parte si la imagen tenía ya este nombre o el tomó al llegar a Montblanc, los pocos datos históricos consultadas se confunden con los datos aportados por la tradición, un relato católico en este caso. Tampoco es escrita en ninguna parte la relación de esta imagen con la que quiero entender que debía ser la virgen encontrada en la Sierra, llamada por los montblanquins «la virgen pequeña» y que desapareció durante la Guerra Civil española.
Intentar encontrar razones contrastadas o contrastables es caer en una red de creencias y explicaciones obviadas sin ninguna intención de ser científicas ni historiográficas. El relato se inserta en el entramado a través del cual los montblanquins explican y justifican su relación con la Virgen. Entramado que traspasa las barreras, incluso, de la religiosidad, con un relato medio mítico, medio místico.

Esta Virgen tiene, y ha tenido, devotos beatos, devotos católicos y otros que no son ni siquiera creyentes cristianos. Los montblanquins han conservado durante siglos una devoción hacia su patrona que no se atiene a lógicas racionales, evidentemente, pero tampoco se ciñe al discurso más reglado del catolicismo. La devoción por las vírgenes encontradas es tradicionalmente así todo: rompe las barreras de lo que quiso controlar a través de la regulación el Concilio de Trento: la devoción por las imágenes y la vinculación de la comunidad al catolicismo a través de las parroquias, en un intento de huir de las supersticiones y los mitos locales sin raíz cristiana y erradicarlas de la religión católica.
No lo consiguió del todo, a pesar del acierto de enfocar localmente esta tarea de control de la religiosidad en las comunidades más primarias. El culto a la imagen transgrede el rigor católico y enlaza con el más ancestral y antiguo, anterior al catolicismo. Icono de mujer y de belleza, de madre y de pureza que trasciende al hombre, habitante el paraíso perdido. En ella los montblanquins le han hecho promesas, le han solicitado salvación y cuidado, le han pedido protección. Se le reza y se le llora, se le agradece, aunque ahora, sus favores y su presencia. Debido a todo esto la virgen ha recibido y recibe constantemente visitas, algunas a diario y durante muchos años. Es una relación a la vez personal y colectiva, ya que es compartida por multitud de montblanquins, ateos y católicos, como se puso de manifiesto en la celebración del centenario de su canonización en 2006: todo el pueblo, todas las entidades, se volcar en la celebración.
LA COMUNIDAD RELIGIOSA: Esta relación tan especial con la Virgen de la Sierra los montblanquins la van a mantener talmente con la comunidad de monjas clarisas que residieron desde el siglo XIV hasta el 2008 en el Santuario. A pesar de las contingencias bélicas y episodios históricos como el de los «miquelets» y liberales que las hicieron marchar en repetidas ocasiones del santuario a lo largo de los siete siglos de su permanencia, las hermanas de la orden de las Clarisas no lo abandonaron definitivamente hasta el pasado 2008, cuando el arzobispo de Tarragona ordenó su traslado por motivos de la edad y el bajo número de hermanas en la comunidad: quedaban 4 hermanas de más de 75 años de edad, una de ellas rondaba los 92).

La conmoción en la villa fue mayúscula, incluso se llegaron a manifestar en un acto público en la plaza del santuario, en su desacuerdo y desánimo por la iniciativa: se Manlleva los montblanquins una parte muy importante tanto de su historia como de la su identidad, una protección espiritual que se equipara con la que aún hoy en día les ofrece la imagen de la Virgen de la Sierra. En artículos y notas de prensa numerosos, tanto los devotos como el resto de gente del pueblo, los políticos y los religiosos, expresaron su luto por esta marcha que se interpretaba como un desamparo. Muchas personas consultadas por este hecho me han manifestado su sentimiento de desprotección en marchar las hermanas, como ellas les suponían un amparo, alguien que en su profunda espiritualidad y con sus oraciones (a un Dios no siempre compartido) velaba por todos y cada uno de los aldeanos y aldeanas.
El desconcierto fue grande y el vacío no se ha rellenado. Ahora hay otra comunidad, pero no es comparable su relación con la que se mantuvo con las Clarisas de la Sierra. Muchos montblanquins tienen historias para contar de su relación, siempre corta y fugaz con las hermanas, a pesar de ser de clausura. Una relación intensa y casi mágica, y trascendente. Las echan de menos, muchísimo. Y así se hizo manifiesto en el acto multitudinario de su despedida, un acto emotivo como pocos ha vivido la ciudad (*)
1. JM Puerta y Balanyà, Montblanc, Imágenes y Recuerdos. (recopilación fotográfica Postales principios del s. XX). Editorial Viena, Barcelona 1998.
2. M. Solé i M. D. Mestres, www.raco.cat/index.php/Aplec/article/download/15712/105074
3. Gabriel Serra, dijo. El monasterio de la Virgen de la Sierra de Montblanc. Monumentos de la Conca de Barberá, Montblanc. Centro de Estudios de la Conca de Barberá, 1996.
4. La estructura del templo ha sido muy alterada ya que ha sufrido numerosas destrucciones y restauraciones. El interior es de una sola nave de salón (34m x 12m x 17m), iniciada a finales del s. XIII, con cinco arcos diafragmáticos de bóveda apuntada que soportaron en sus inicios un artesonado de madera policromada y cinco capillas laterales entre los contrafuertes, con bóveda de piedra, de finales s. XIV. El presbiterio es del s. XVI, y la capilla renacentista del Santo Sepulcro con moldurado de yeso atribuido a Damià Forment. Puerta y Balanyà, J. M. Montblanc. Lectio Ediciones. Valles, 2000. pp. 72-75.
5. http://blogs.laxarxa.com/latarda/files/2013/10/montblancvirgen01.jpg
6. El foradot. Núm. 37. Juliol- agost 2006. p. 21
(*) Veure resum a: https://www.youtube.com/watch?v=ao7pxOQd55M
Bibliografía
Libros
Baucells i Reis, J. et al. Biografia de la fundadora i altres treballs històrics del Monestir de la Mare de Déu de la Serra de Montblanc. Edita: Monetir de Santa Maria de la Serra de Monges de Santa Clara- Montblanc. Montblanc, 1996.
Grau Pujol, Josep M. et al. El centenari de la Coronació canònica de la Mare de Déu de la Serra, patrona de Montblanc (1906-2006). Història d’una devoció. Cossetània edicions. Valls, 2006.
Grau i Pujol, Josep Maria, Badia i Batalla, Francesc. Diccionari biogràfic històric de Montblanc (1155-1920). Edita: Fundació Martí l’Humà. Tot Conca. Montblanc, 2008.
Porta i Balanyà, J. M. Montblanc. Imatges i Records. Editorial Viena. Barcelona, 1998.
Porta i Balanyà, J. M. Montblanc. (La Creu de Terme). Cossetània Edicions. Valls, 2000. pp. 72-75.
Serra, Gabriel. Director. El monestir de la Mare de Déu de la Serra de Montblanc. Monuments de la Conca de Barberà. Edita: Centre d’Estudis de la Conca de Barberà. Montblanc, 1996.
Vives Poblet, Lluís, La Mare de Déu de la Serra durant la Guerra Civil . Editorial Cossetània, Valls 2006.
Revistas y Artículos de Prensa
La Casa de la Vila. Butlletí de l’Ajuntament Montblanc. Núm. 05. Agost-setembre 2006.
El Foradot. Revista bimestral de Montblanc. Núm. 37. Juliol- agost 2006.
Full Parroquial. Any LIV. Dia 20 d’agost del 2006. Núm. 1119
Palacín, Albert, plebà i Gras, Simó, vicari. Novena a la Mare de Déu de la Serra. Edició extraordinària amb motiu de l’Any Jubilar del centenari de la coronació canònica de la Mare de Déu de la Serra. Montblanc 1906-2006.
Figueras i Jové, Jordi. Santuari de la Mare de déu de la Serra. Església de Tarragona. Núm. 139 (2000, juny) ; p. 29
Capdevila i Miquel, Tomàs. La Mare de Déu de la Serra : Montblanc-Conca de Barberà. Gaudia : revista cultural : portaveu dels gogistes tarragonins. Any XIV, Núm. 17 (2002, estiu)
París i Bou, Lluís. La Imatge de la Mare de Déu de la Serra. El Punt : edició especial del setè centenari de la Mare de Déu de la Serra [Suplement del Pati]. p. 5
Set segles de devoció a la Mare de Déu de la Serra. El Punt. Edició especial del setè centenari de la Mare de Déu de la Serra. Valls, 1996